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China corta montañas para su mega autopista

Hay construcciones que parecen desafiar la lógica, obras que no se ocultan bajo la tierra ni rodean obstáculos, sino que los atraviesan con una precisión que raya en lo imposible.

Montañas cortadas por la mitad en China

En el corazón de Guizhou, China, una cordillera fue partida en dos para abrir paso a una autopista moderna y a un puente que pronto ostentará el récord de ser el más alto del mundo.

Más que una carretera, se trata de una muestra de cómo la ingeniería contemporánea redefine los límites de la geografía.

¿Por qué esta obra es relevante?

Las vías de comunicación son el motor silencioso de cualquier economía. Sin carreteras eficientes, el transporte de mercancías, personas y recursos se vuelve lento, costoso y desigual.

En regiones montañosas como Guizhou, la orografía (estudio de la configuración del relieve terrestre, especialmente de las montañas y otras formas elevadas del terreno) representa un desafío monumental.

China, cansada de los túneles que encarecen costos y requieren mantenimiento constante, ha optado por una solución radical: cortar la montaña, abrir un corredor recto y construir sobre él.

Esta técnica, tan innovadora como polémica, permite acelerar la conectividad y transformar regiones enteras en pocos años.

Construcción: ingeniería a cielo abierto

El proceso constructivo inicia con un análisis geológico detallado para seleccionar la ruta más estable.

Una vez definida, se utilizan explosivos de alta precisión que fragmentan la roca sin comprometer su seguridad estructural.

Excavadoras de gran capacidad retiran toneladas de material diariamente, generando un corredor de varios carriles.

La estabilización es clave: los taludes verticales, que alcanzan hasta 180 metros de altura, se refuerzan con mallas metálicas, sistemas de drenaje y capas de hormigón armado.

Este método garantiza que la infraestructura se mantenga segura a largo plazo frente a deslizamientos y erosión.

Arquitectura de la autopista: monumentalidad funcional

Aunque no es arquitectura en el sentido tradicional, la estética de esta autopista se aproxima a lo que algunos llaman brutalismo natural.

Las paredes expuestas de roca, cortadas con precisión, no buscan camuflarse, sino mostrarse como testigos del poder de la ingeniería.

El diseño es directo: una línea recta que prioriza la funcionalidad, un trazo que no solo conecta ciudades, sino que simboliza la voluntad de China de transformar lo imposible en cotidiano.

Diseño vial: eficiencia sobre complejidad

El diseño elimina curvas innecesarias y evita túneles que demandarían iluminación, ventilación y evacuación constantes.

El resultado es una vía más económica, segura y fácil de mantener. Además, la incorporación del Puente del Cañón Huajiang, con sus 640 metros de altura, convertirá esta autopista en un referente mundial de la construcción vial.

Ingeniería y materiales: tecnología aplicada

Este megaproyecto combina perforación avanzada, topografía satelital y monitoreo 3D para garantizar precisión en cada fase. Entre los materiales destacan:

  • Hormigón armado con aditivos especiales para soportar humedad y presión.

  • Acero galvanizado en soportes estructurales expuestos al viento y la lluvia.

  • Geotextiles y sistemas de drenaje para mitigar filtraciones de agua.

La elección de materiales responde a la necesidad de resistencia frente a un entorno montañoso agresivo y a la presión de cargas dinámicas constantes.

Sostenibilidad: desarrollo versus impacto

Desde una perspectiva ambiental, el corte de montañas evita la tala masiva de bosques que implican los desvíos tradicionales, pero su impacto visual y ecológico es evidente.

China prioriza aquí la conectividad y el desarrollo socioeconómico, aceptando la alteración paisajística como un precio a pagar.

Sin embargo, al ser carreteras abiertas, reducen el consumo energético al prescindir de iluminación y ventilación artificial, generando un balance mixto en términos de sostenibilidad.

Normativa, costos y plazos de ejecución

El proyecto cuenta con una inversión aproximada de 300 millones de dólares y forma parte del plan maestro de infraestructura nacional de China. Las normativas locales permiten intervenciones rápidas en territorios estratégicos, lo que agiliza la toma de decisiones.

En términos de costos, cortar montañas resulta más barato que excavar túneles en suelos inestables y, además, el mantenimiento futuro es considerablemente menor.

El cronograma también se beneficia: la obra comenzó en 2022 y su inauguración está prevista para finales de 2025, lo que demuestra la capacidad de China para ejecutar megaproyectos en plazos reducidos.

Impacto urbano y económico

Más allá de la obra en sí, esta autopista es un catalizador de transformación regional. Conectará ciudades como Guiyang, Anshun y Qianxinan, reduciendo drásticamente los tiempos de traslado.

Para Guizhou, una de las provincias menos desarrolladas, esto significa mayor turismo, atracción de inversiones y nuevas oportunidades para comunidades rurales.

El puente Huajiang será no solo un récord mundial, sino un motor económico.

Cortar para avanzar

China ha demostrado que la montaña no siempre se rodea ni se perfora: también se puede cortar. Esta estrategia audaz redefine la construcción de carreteras y confirma cómo la ingeniería, la arquitectura de infraestructuras y la innovación tecnológica pueden transformar territorios enteros.

La autopista de Guizhou es más que un proyecto vial: es la prueba de que, con visión y recursos, incluso los paisajes más desafiantes pueden convertirse en corredores de futuro.

Escrito por Edificulturas

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