Europa y Asia están conectados por un mega túnel submarino llamado Marmaray que moviliza más de un millón de personas a estos continentes vecinos que se encuentran separados por el estrecho de Bósforo en la ciudad de Estambul en Turquía.
Sucesos inesperados Marmaray
En realidad el proyecto de Marmaray, consiste en la construcción de dos túneles que empezaron su construcción en el 2004 y se terminó en el 2013, desde entonces funciona con normalidad.
Pero no todo parece tan sencillo, ya que al inicio de la construcción se presentaron varios sucesos inesperados, como la aparición de restos arqueológicos importantes, asi como de restos de una porción de la muralla de la ciudad que data de los años de Constantino I.
Otros elementos de interés hallados, son más de 170 monedas de oro y restos de animales de origen africano.
Construcción
Con un presupuesto de alrededor de 4,000 millones de dólares, el túnel tiene una longitud de 13.6 km, de los cuales 1.4 km son submarinos.
Tiene 11 segmentos prefabricados y ensamblados, con una longitud de 135 m y más de 1,000 toneladas de peso cada uno. Es el túnel más profundo del mundo al situarse en su parte más honda, a 60 m de profundidad.
Fase 1 – túnel en tierra.
Inicialmente se realizaron los túneles en tierra, donde se tuvo que atravesar la ciudad perforando el subsuelo de material rocoso utilizando tuneladoras. Los túneles están lo suficientemente separados para evitar afectar a los demás de manera significativa durante la construcción.
En los lugares donde hubo cambios en la forma de túnel, por ejemplo, donde los trenes pueden cruzar de un túnel para los demás, se utilizaron una serie de procedimientos especializados como Nuevo Método Austríaco de Construcción de Túneles a base de taladro y explosión, entre otros.
Fase 2 – túnel sumergido
Posterior a ello, empieza el desafío de la construcción y sumersión de la otra parte del túnel. Cada sección o elemento tiene el tamaño de un edificio de 40 pisos.
Estos se construyeron en tierra, luego se sumergieron y se ensamblaron en el lecho marino. Teniendo en cuenta que el estrecho de Bósforo es uno de los lugares más traicioneros del mundo, se tuvo que lidiar temblores, la presión y fuertes corrientes.
Cada elemento recibe una atmósfera de presión, a medida que se hunde. La presión aumenta una atmósfera cada 10 m. El elemento más profundo, a 60 m, estará sujeto a 6 atmósferas de presión, una enorme fuerza que actúa en todas las direcciones.
Si la construcción no fuera perfecta, el túnel podría implotar aplastando trenes y pasajeros.
Los científicos calculan que en algunos años podrían ocurrir sismos, lo que afectaría el estrecho del Bósforo. De ocurrir un impacto de esta magnitud, podría licuar el lecho marino colapsando 1.5 km de túnel.
Por ello, se decidió hacer una estructura flexible, usando juntas sísmicas especiales que le dan movimiento para lograr mayor estabilidad y resistir sismos hasta de 7.5 grados en la escala de Richter.
Fase 3 – Estrategia de sumersión
Cada elemento no pudo ser cargado por una grúa debido a su peso, entonces, lo que se hizo fue construirlo en medio de una “bañera gigante”. Una vez terminado el elemento, la bañera se llena de agua y se lleva la pieza flotando hasta la orilla.
Se abrieron tres válvulas por las que salió el agua. Luego a un promedio de 250 m3 por hora, el agua ingresó, de tal manera, que en 36 horas la dársena albergó 8,000 m3 de agua, para que dos elementos puedan flotar rumbo a su destino a través de remolques.
En definitiva, es una obra ingenieril extraordinaria que solo con la ayuda de varios expertos y con leyes de la física se pudo hacer este sueño una realidad, que no solo demuestra la gran inteligencia humana, si no que también el saber que como especie podemos crear grandes cosas adaptándonos a la naturaleza y no destruyéndola o acabando con ella.
- También te puede interesar: Infraestructuras
- Canal de YT: Edificulturas